TERRITORIO, BIODIVERSIDAD Y POBLACIÓN.

RECURSOS NATURALES EN TERRITORIOS INDÍGENAS: RIQUEZA NATURAL AMENAZADA Y POBREZA SOCIAL, EL CASO DE LA SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA.
Por: Rodrigo Moncaleano Hidalgo.
Zootecnista. M. Sc. Desarrollo Rural.
INTRODUCCIÓN.
Una de las características del mundo moderno es el notable avance científico y  tecnológico que le ha permitido a la humanidad grandes conquistas sobre sí misma, la naturaleza, el tiempo y el espacio. Sin  embargo, los problemas elementales de más de la mitad de la humanidad siguen sin resolverse.
La ponencia desea visibilizar la problemática ambiental y social que viven la mayoría de los pueblos indígenas de Colombia, a partir del caso específico de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Este es un territorio con abundancia de recursos naturales pero estos no benefician en mayor grado a sus habitantes ancestrales: los pueblos Arhuaco, Wiwa, Kogi y Kankuamo, los cuales soportan la  pobreza extrema, el hambre, la presencia de enfermedades, la carencia de servicios sanitarios básicos, la falta de oportunidades educativas, la pérdida cultural, el desalojo de sus territorios ancestrales y  la violencia proveniente de actores armados ilegales  entre otros, lo que ha hecho que vivir dignamente sea un reto permanente.
Se contrasta así la fuerte contradicción entre la riqueza ecológica-biológica de la región que se encuentra amenazada por múltiples factores antrópicos y el agudo proceso de pauperización de su población. También se examinan las contribuciones de la cultura indígena en el manejo y conservación ambiental de sus territorios que son importantes para garantizar el equilibrio ecológico de la región.
Cómo podemos contribuir a generar condiciones de vida digna para los pueblos indígenas poseedores de riqueza natural? Cómo eliminar la exclusión, la marginalidad y la pobreza de estos pueblos cuyos territorios son ricos en biodiversidad, riqueza hídrica, bosques nativos, minerales y aire menos contaminado?
Para darle sentido a la ponencia, es importante comprender que para los pueblos indígenas el concepto de riqueza material es diferente al que se maneja desde afuera y que en el pensamiento ancestral indígena lo que algunos consideran recursos, susceptibles de explotar y hasta agotar para generar riqueza económica, son para ellos ELEMENTOS ESENCIALES PARA LA VIDA, que hay que conservar, hacerles pagamento por su uso, preservarlos para sus generaciones venideras y para la demás población que los necesita. Para el indígena la naturaleza no tiene precio.
A partir de esta cosmovisión debemos acercarnos a esta sabiduría espiritual para lograr interpretar una lógica de vida diferente que ha permitido que estos pueblos pervivan a pesar de la invasión, el genocidio y expoliación de sus riquezas naturales a la que han sido sometidos desde hace  Quinientos dieciocho años con la llegada de los españoles, y que  hoy son vistas como el nuevo botín para  muchas empresas nacionales y extranjeras.
IMPORTANCIA ECOLÓGICA Y AMBIENTAL.
Las características de la Sierra Nevada de Santa Marta la convierten en una de las formaciones terrestres más peculiares del planeta. Esta Sierra contiene ejemplos de todos los biomas representados en Colombia, desde los bosques lluviosos hasta las montañas cubiertas de nieve, lo que la hace una excelente representación de la flora y la fauna de toda la América tropical. Cuenta con ecosistemas de Páramo, selvas y bosques montañosos. Presenta una serie de asociaciones biológicas. El bosque seco tropical separa la frontera norteña del Parque Natural Nacional a lo largo de la costa del Caribe, mientras que las selvas tropicales, los llanos sin árboles, y los picos con nieve se encuentran en el interior.

La Sierra Nevada es la fuente de 35 cuencas hidrográficas, lo que la convierte en una “fábrica de agua” regional que abastece de agua a 1,5 millones de residentes así como a las praderas agrícolas cercanas. El 85% de la Sierra coincide con las comunidades indígenas de Kogi, Kankuamo, Arsario (Wiwa) y Arhuaco.[1]
Las investigaciones muestran que esta área posee un alto grado de endemismo, ya que el aislamiento de esta montaña, ha permitido que muchas especies de plantas y animales no se encuentren en ninguna otra parte de la tierra. También se encuentran 46 especies de anfibios y reptiles, que se desarrollan en aislamiento completo por encima de la línea de los 900 metros. Tiene por lo menos 600 plantas botánicas y más de 3.000 plantas vasculares. Los mamíferos incluyen jaguares, pumas, dantas, onzas, tigrillos andinos, monos aulladores colorados y numerosos roedores endémicos, osos hormigueros gigantes, ratas de cresta roja de árbol, monos rojos y el pequeño gato manchado, que se encuentran entre las 120 especies de mamíferos de la sierra.

Se encuentran 628 especies de pájaros espectaculares como el cóndor alpino, águila negra y colibrí zafiro, guacamayos, loros, paserinas, aves rapaces, el quetzal coliblanco (endémico a la Sierra Nevada) y una población del cóndor andino, los cuales están en peligro de extinción. Además, en esta zona se han identificado por lo menos 71 especies de aves migratorias que viajan hacia lugares entre Estados Unidos y Canadá.[2]

PROBLEMÁTICA AMBIENTAL.
Los diferentes procesos económicos y sociales que se han dado en la Sierra Nevada, especialmente en las últimas décadas, tales como las sucesivas olas migratorias provenientes de diferentes partes del país han generado graves efectos ambientales, hasta el punto de que hoy se considera en peligro su gran diversidad biológica y se ve seriamente amenazado el equilibrio ecológico del macizo.
Las prácticas de tala y quema indiscriminada, todavía existentes en algunas áreas del macizo, la destinación de extensas áreas para pastizales, el desarrollo de actividades ganaderas, la introducción y consolidación de nuevas variedades de café, la expansión de cultivos ilícitos y la constante extracción de maderas, en tanto que  formas de explotación inadecuadas del territorio y de los recursos,  han ido destruyendo los pocos bosques aun existentes, así como la enorme riqueza y variedad de fauna y flora. Desde la década de 1950, se taló cerca del 85% del bosque en la región y la deforestación continua siendo la principal amenaza a la Sierra Nevada de Santa Marta. La deforestación con fines agrícolas y de pastoreo ha reducido el volumen del agua generada dentro de las 35 cuencas hidrográficas, lo que afecta directamente la economía agrícola de las tierras bajas del Valle del César. La situación empeora a medida que los bosques se talan completamente para dar lugar a tierras de cultivo, las colinas empinadas sin vegetación sufren los efectos de la erosión y la tierra se lava y ahoga los ríos y los arroyos con la capa superficial del suelo y el polvo.
Por otra parte el desplazamiento de los indígenas a las partes altas de la sierra impide su acceso a las zonas templadas y cálidas, así como a la zona costera, con la cual se limita la posibilidad de ejercer el manejo tradicional de los diferentes ecosistemas, base fundamental de su cultura y del manejo adecuado del territorio.
Así mismo, una de las actividades de uso de la tierra más intensas y destructivas, ha sido el “aprovechamiento” forestal, que más que aprovechamiento se constituye en deforestación y saqueo de especies de alto valor maderable.
En correspondencia con lo anterior los problemas ambientales detectados en la Sierra Nevada de Santa Marta en los departamentos del Magdalena, Cesar y Guajira  son los siguientes:
•  CONTAMINACIÓN: Entre los factores de contaminación del recurso hídrico tenemos aunque ya en menor escala la pulpa del café, los residuos del beneficio de éste, la aplicación masiva de agroquímicos para el establecimiento y mantenimiento de cultivos agrícolas.
•  EROSION: El proceso creciente de erosión que se presenta en todos los grados, es el principal problema que acusa actualmente la Sierra Nevada de Santa Marta; ha sido propiciada por un encadenamiento de acciones antrópicas como la deforestación, quemas, localización inapropiada de cultivos limpios, sobrepastoreo, agravándose por las condiciones naturales de la Sierra como topografía escarpada, fuertes pendientes, suelos superficiales, materiales geológicos inestable, intensas precipitaciones, entre otros. Este proceso ha originado el empobrecimiento de los suelos lo que consecuentemente ha incrementado los problemas sociales y económicos.
•  SEDIMENTACIÓN: La sedimentación, es una de las situaciones que se presenta como consecuencia de la erosión; y que está ocasionando serios problemas en las partes planas de la cuenca, en los distritos de riego y en la Ciénaga Grande y en los sectores donde desembocan los ríos Fundación, Aracataca, Tucurinca, Sevilla, Frío, Ariguaní, Guatapurí y Ranchería.
•  CAMBIO EN EL CAUDAL DE LOS RIOS: El caudal de los ríos viene presentando drásticos cambios durante las épocas secas y de lluvias afectando las diversas actividades agropecuarias, agroindustriales y domésticas. Estos cambios están relacionados con  el deterioro de los recursos naturales como la vegetación y el suelo, con el uso irracional del recurso hídrico por parte de agricultores y demás usuarios, y con  un ineficaz ordenamiento de cuencas por parte las entidades del Estado. En periodos de verano la demanda de agua supera la oferta natural en términos generales, haciéndose necesaria la presencia institucional en mediación de conflictos, actividades de regulación y reparto de aguas para el abastecimiento doméstico de las comunidades de la planicie aluvial.
•  LA FALTA DE COMPROMISO CON EL MEDIO AMBIENTE Y LOS RECURSOS NATURALES: La falta de educación ambiental de las comunidades asentadas en el macizo, el poco sentido de pertenencia de muchos de los colonos,  la poca participación comunitaria en los procesos de Recuperación y Conservación de los Recursos Naturales, las decisiones unilaterales tomadas por entidades del Estado en la ejecución de actividades tendientes a solucionar los problemas ambientales en la Sierra , la baja asignación de recursos en las soluciones de la Problemática Ambiental, y la falta de coordinación interinstitucional donde se han generado pérdida de recursos y de esfuerzos y de tiempo, han incidido notablemente en la problemática ambiental que acusa actualmente la Sierra Nevada de Santa Marta.
Los problemas o conflictos entre actores sociales de la Sierra Nevada por el territorio es otro de los problemas que no se pueden sustraer de esta síntesis.
La cultura de los pueblos indígenas como patrimonio y riqueza nacional y por todo lo que ella representa para la misma sostenibilidad de la ecorregión viene siendo amenazada. No obstante de los esfuerzos institucionales de la última década, el pensamiento indígena y su cosmovisión de la naturaleza no han sido permeados en las políticas públicas ni en las prioridades institucionales, lo cual se ha traducido en el poco entendimiento para la gestión ambiental del territorio indígena.

ASPECTOS SOCIALES.
En la Constitución de 1991, los indígenas cumplieron un papel protagónico, al  lograr que se  contemple la igualdad y dignidad de todas las culturas como fundamento de la identidad nacional y la protección de  la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana. Se consagra para estas comunidades derechos étnicos, culturales, territoriales, de participación  y autonomía  como el reconocimiento de las diferentes lenguas que se hablan en nuestro país como lenguas oficiales en sus territorios, la garantía de una educación bilingüe e intercultural para los grupos étnicos y la doble nacionalidad para los pueblos indígenas que viven en zonas de frontera. Se abrió así el camino para la participación activa de los indígenas en la vida política del país, marcando una nueva etapa de su gesta reivindicativa. Mediante el voto popular, se ha logrado su elección de representantes  al Congreso de la República, asambleas departamentales, alcaldías y a los concejos municipales en distintas regiones del país.
No obstante, este marco de derechos formales dista mucho de ser una realidad para las comunidades en lo que a calidad de vida se refiere. Persisten en ellas graves problemas como la usurpación de sus territorios por colonos, terratenientes y narcotraficantes; la falta de buena calidad de las tierras; el no cubrimiento de necesidades básicas como salud, educación, alimento y vivienda; que sumados a la agresión física y cultural permanentemente ejercida por las instituciones del Estado, la iglesia,  las misiones religiosas internacionales, colonos, terratenientes, narcotraficantes, paramilitares, guerrilleros y ejército, amenazan la sobrevivencia de estos pueblos y convierte sus territorios en zonas de guerra y de conflicto.
“Los pueblos indígenas siguen siendo víctimas de violaciones de sus derechos civiles y políticos, en especial el derecho a la vida, así como de discriminación racial, intolerancia y exclusión social. Sus derechos económicos, sociales y culturales se ven afectados por las condiciones de pobreza y exclusión en las que se encuentran. El conflicto armado agrava aún más esta situación y amenaza, en consecuencia, la existencia misma de varios de estos grupos" (ONU, 2003).
Éste contexto hace comprensible por qué en medio  de tantos yacimientos  minerales, agua, bosques y biodiversidad se albergue tanta pobreza.
Las necesidades básicas insatisfechas son crecientes y los procesos de aculturación y pérdida de tradiciones, usos y costumbres se hace evidente ante el avance de las empresas mineras, megaproyectos hidroeléctricos con el consabido  represamiento de ríos y la construcción de puertos en sitios sagrados para los pueblos indígenas. La cultura ancestral  ha sufrido la intromisión de ideologías, una educación inadecuada, el desconocimiento de prácticas heredadas, la subestimación y subvaloración de los seres de la tierra comenzando por la manipulación de la naturaleza, lo cual ha alterado la estabilidad cultural, social y económica de los pueblos indígenas, creando dependencias que dan como resultado explotación, pobreza, discriminación cultural, política y económica. A la vez, la violencia en estos territorios, ha exigido disminuir algunas prácticas agrícolas y culturales y ha entorpecido el desenvolvimiento de los intercambios de alimentos.
A pesar de las acciones y recursos institucionales aplicados para solucionar la problemática  social indígena en la Sierra Nevada de Santa Marta, gran parte de estos esfuerzos no han tenido los efectos esperados, puesto que no se han canalizado adecuadamente los procedimientos y las formas para interactuar con los pueblos indígenas, alrededor de los valores, los propósitos y los derechos indígenas, que son los caminos para garantizar la presencia de estos pueblos  en la humanidad.
El objetivo de estos pueblos no es acumular capital y depender de la venta de los  productos de la tierra. Se trata de cuidar la tierra y recibir sus beneficios, se trata de un dominio de los valores culturales, que desaparecerán en la medida que desaparezcan como Pueblo con valores tradicionales o que desaparezcan las semillas de las tierras, o pierdan el territorio. No son herederos de inventos, son herederos de los bienes de la naturaleza.
En tal sentido, los pueblos de la SNSM, han reafirmado la necesidad de impulsar, afianzar y potenciar el manejo y uso derivado de su visión cultural, el reconocimiento de las especies nativas y endémicas del territorio, el desarrollo de sus cultivos para uso alimenticio a partir de semillas propias y las prácticas de las costumbres, técnicas y rituales que se consagran en la ley de origen para sus cultivos.
Uno de los aspectos de gran relevancia en los procesos de producción, reproducción y conservación de los alimentos de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, son las autoridades y las comunidades tradicionales locales, dentro del marco general que establece la tradición. Esto es lo que determina las razones para que exista una real conciencia de los patrones culturales; que permiten la conservación y el mantenimiento del equilibrio entre el hombre y la naturaleza como garantía para el autoabastecimiento de alimentos, del agua y de los demás elementos de la biodiversidad para el cuerpo y para el alma.
Como lo explica claramente el mamo Wiwa Ambrosio Chimusquero, “nuestro territorio es importante no sólo por la diversidad biológica, sino porque existe una cultura que está basada en la concepción integral y sagrada del espacio que habitamos, sustentada en el desarrollo de los conocimientos tradicionales, que han sido heredados de generación en generación, desde la creación del mundo hasta hoy, para el uso y manejo de nuestros recursos naturales y el desenvolvimiento de nuestra cultura y nuestros valores. En otras palabras, los conocimientos tradicionales para el manejo del territorio están ligados íntimamente al espacio geográfico, topográfico y ambiental; para asegurar la soberanía de la producción alimentaria, el flujo de los cauces de agua, la presencia de los animales del monte, de nuestros bosque, riquezas minerales y la perpetuidad de la cultura que sabe y conoce de su espacio físico”.
Los Arhuacos dicen “queremos que se nos entienda para contribuir a solucionar los problemas socio políticos, culturales y económicos de la comunidad y de la nación Colombiana.
El saber y la milenaria memoria cultural de las comunidades indígenas de la SNSM, nos fue dejado desde el origen como nuestra casa, como nuestro cuerpo, en él hemos de habitar a él tenemos que cuidar como ser sagrado para vivir en equilibrio con los elementos del fuego, aire, tierra y agua en paz con la madre naturaleza.    Los lugares de nuestra casa, de nuestro cuerpo, tienen su espíritu de donde nace la vida, aquí está Chunduwa (picos nevados) en él están todos los pensamientos de la creación, simboliza la cabeza de los mamos y el templo del saber, aquí nacen y corren las aguas para muchos lugares, de allí bajan cerros como columnas que llegan hasta los valles y parte del mar.

Desde aquí simbolizamos a ese cuerpo integral, cuando poseíamos a nuestro territorio desde la línea negra hasta Chunduwa nos manteníamos con salud integral, sabios y fuertes. Cuando nos profanan o quitan lugares sagrados, saquean los recursos del subsuelo nos desintegran el cuerpo. Esto no solamente es dañino para nosotros, igualmente los pueblos y el mundo no indígena sufren daño, el mal para la sierra es mal para el mundo y el universo. Nuestro principio filosófico y cultural está basado en la conservación del territorio como corazón y pulmón del mundo, y velar por el cuidado del mundo y del universo para mantener la armonía y equilibrio del hombre – naturaleza.

La madre Ati seynwia tiene tres hijas Bunnekun (tierra blanca), Munekun (tierra amarilla) y Seynekun (tierra negra) por ellas es que vivimos, conocemos y nos desarrollamos compensando por los recursos naturales que nos brinda para nuestra permanencia a través de ritos, bailes tradicionales, ceremonias y pagamentos, cumpliendo las normas de comportamiento y de cumplimiento  (Bautizo tradicional, ceremonia de pubertad, sanación y purificación de energías negativas que generan la muerte y transformación de materias vivas al sistema madre) y asumiendo un comportamiento adecuado ante los semejantes y al utilizar los recursos naturales  acorde con las circunstancias del momento. La no correspondencia a lo recibido y el incumplimiento a las normas citadas se constituye en deudas. La acumulación de deudas lo pagamos queramos o no con eventos de cobro forzado (desequilibrio de fenómenos naturales, conflictos intrafamiliares, sociales, económicos, ideológicos, enfermedades, epidemias, catástrofes,  asesinatos, masacres masivas etc.).

La madre no permitirá que le sigan haciendo daño por mucho tiempo, por eso afirmamos: que vendrán más conflictos, largos veranos e inviernos, huracanes, tormentas, enfermedades, epidemias, guerras; se seguirán secando las lagunas, manantiales y ríos, el sol iluminará con mayor intensidad, habrá mayor calentamiento de la tierra, derritiendo las nieves, contaminando las aguas, mares y aire que traerán como consecuencia el exterminio progresivo de la humanidad sobre la faz de la tierra en tiempos no lejanos”.

PROPUESTA.

En este contexto es de suma importancia buscar  entonces alternativas de solución a las actuales situaciones, con mucha responsabilidad y de manera conjunta entre las organizaciones indígenas y la sociedad occidental, dentro del marco del respeto y  el principio constitucional de la Diversidad étnica y cultural, que nos permita desplegar serias relaciones interculturales, y hallar formas compartidas de percibirnos en un proceso de desarrollo más humano  y holístico.

Se trata de hallar “una vía” a partir de valores compartidos que garanticen no solo la coexistencia plurietnica, sino también unas nuevas interacciones con el territorio como un espacio connatural donde se establecen relaciones más equilibradas con la naturaleza.  El ARTÍCULO 13 de la ley 21 de 1991 plantea  “2. La utilización del término “tierras”...deberá incluir el concepto de territorios, lo que cubre la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos…ocupan o utilizan”. En tal sentido el territorio es el hábitat y el espacio vital.

Esto implica la construcción de planes de vida respetuosos de la diferencia cultural, la búsqueda desde las comunidades y el Estado de condiciones de equidad y justicia y  el desarrollo de modos de apropiación y producción de los recursos que den garantía para el mantenimiento y protección de la flora, la fauna, los bosques, los sitios sagrados y demás diversidad biológica de la madre tierra.

Se necesita y se requiere cambiar el  modelo que considera que todo lo que la Naturaleza produce es riqueza económica, para entrar a admitir que todos los elementos que la comportan son parte esencial de la vida y en consecuencia EL HOMBRE ES UNO MÁS dentro del intrincado relacionamiento de los seres que habitan el planeta, que es hermano del ave y del viento, del jaguar y del agua, de los entornos y paisajes cautivadores, del risco y de la montaña, del fruto y de la tierra. No somos más que brizna que lleva el viento y por ello debemos respetar a los demás elementos que comportan y modelan nuestra existencia.
Se trata de pasar de un modelo cultural antropocéntrico extractivista a un modelo de interdependencias en el que  las relaciones con la naturaleza  estén mediadas ya no por una racionalidad puramente  económica sino por valoraciones que vinculan la economía con el bienestar, la calidad de vida, y la misma espiritualidad y que en consecuencia ayuden a recomponer los espacios intervenidos y a cuidar los territorios aún vírgenes  para conservarlos como reservas de vida, de semillas, de agua, de pensamiento creativo y de espiritualidad.
Por palabra de mamos, mayores, curacas, sabedores, jaibanas, médicos tradicionales, chamanes y sanadores de distintas tradiciones ancestrales sabemos que si cuidamos del territorio y todas sus relaciones, el pensamiento del hombre se sana, no se siguen incendiando las montañas, corren las fuentes de agua pura y las corrientes energéticas vuelven a fluir con fuerza creadora. El estado del territorio se refleja profundamente en la forma de pensar del ser humano, en su capacidad de ver, comprender y cuidar la vida.
En consecuencia, es innegable que se requiere de una política consistente y coherente desde el estado en términos de respeto y garantía  de la autonomía territorial, que haga efectivos y fortalezca  los mecanismos y herramientas ya establecidas, como la obligatoriedad de la consulta previa frente a programas y proyectos que intervengan los territorios indígenas. En correspondencia también se requiere  de una voluntad política para promover relaciones de equidad, mediante la  apropiación suficiente de recursos para la inversión social que garantice condiciones dignas para el desarrollo humano y para la   intervención estratégica en el diagnóstico, el manejo prioritario del deterioro ambiental y la compensación por el daño históricamente sufrido, no solo por ambiciones particulares, sino por la desidia y la misma desprotección estatal.
No obstante lo anterior,  solo en la medida en que se produzca una verdadera transformación cultural en los colombianos, cambios en nuestras percepciones y creencias frente a los recursos y a las etnias indígenas para que dejemos de verlos como “ELEMENTOS EXTRAÑOS” a nosotros, se podrán emprender procesos de desarrollo sustentable para el territorio y se asumirán como parte del modelo las prácticas y tradiciones  sostenibles de los pueblos indígenas en el manejo de los recursos naturales. 
Es debido a ese extrañamiento, frente  a nosotros, que percibimos a los  recursos naturales como susceptibles de explotar e incluso agotar por intereses económicos y que también desconocemos, subvaloramos a los indígenas, percibiéndolos incluso como grupos humanos inferiores, como extraños competidores con quienes disputamos títulos de propiedad y recursos, y es desde allí que se valida el engaño y se legitima su exterminio.
Solo cuando creamos  firmemente que los derechos patrimoniales de los indígenas deben ser respetados como parte de nuestra riqueza cultural y que la valoración  de la naturaleza  es un asunto de bienestar  para todos, cuando nos entendamos en unas relaciones de compleja interdependencia con la naturaleza y de coexistencia complementaria como hermanos menores  de estas etnias de las que tenemos mucho que aprender, se podrán instaurar relaciones más armónicas, más equitativas, desde las cuales todos ganamos.
Los Pueblos Indígenas, son antiguos moradores de sus tierras se reconocen  como hijos del agua y de la tierra,  y definen sus territorios como algo integral, es lo de arriba, lo de abajo, la tierra que pisan y los mundos con los que se conectan  a través de su cosmovisión, están unidos a ellos por los lazos profundos de la existencia, aquellos lazos que no vemos pero si sentimos, sabemos que no se mueve nada en el universo sin que repercuta en el todo, por eso están constantemente en búsqueda de no desarmonizar, por eso requieren pedir permisos a los padres y  mayores, por eso resisten a un modelo económico que se olvida de la armonía y se preocupa sólo por la producción, la explotación y el saqueo de los recursos naturales.



BIBLIOGRAFÍA.
CEREC – Fundación GAIA. Derechos territoriales indígenas y ecología, en las selvas tropicales de América, Bogotá 1992.
Corporación autónoma regional del Magdalena. CORMAGDALENA. Ecosistema Sierra Nevada de Santa Marta. 2010
NACIONES UNIDAS, COMISIÓN DE DERECHOS HUMANOS, Informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia, E/CN.4/2003/13, 24 de febrero de 2003, párr. 95.
Parques en peligro. Parque Natural Nacional Sierra  Nevada de Santa Marta. The Nature Conservancy, 2008.
Zalabata L.Pueblo Arhuaco Sierra Nevada de Santa Marta. Manejo de la seguridad alimentaria en medio del conflicto armado, 2005.




[1] Parques en peligro. Parque Natural Nacional Sierra  Nevada de Santa Marta. The Nature Conservancy, 2008
[2] Parques en peligro. Parque Natural Nacional Sierra  Nevada de Santa Marta. The Nature Conservancy, 2008